Una práctica bastante extendida a la hora de ponerse a realizar una presentación es directamente encender nuestro ordenador y empezar a elaborar diapositivas. Aunque esto puede funcionar para presentaciones muy cortas es claramente ineficiente en la mayoría de los casos. Esto es así porque al bien poco de haber empezado la tarea empezaremos a lidiar con cuestiones como “Que fuente de letra utilizo” o “Qué color pongo de fondo” en lugar de ocuparnos de temas más importantes como qué temas va a incluir el contenido y cómo estructurarlos. Así que es interesante reflexionar antes de empezar actuar.
Antes de empezar una presentación a ciegas o de perdernos en detalles superfluos merece la pena dedicar un tiempo a reflexionar sobre nuestra tarea.
Para analizar la tarea de realizar una presentación es importante centrarse de entrada en los aspectos claves y dejar el resto para más adelante. Está claro que preguntarse por el tipo de fuente a utilizar o el color de fondo son aspectos a tener en cuenta pero no son preguntas clave. Ahora bien, vamos a romper un mito sobre una pregunta que muchas veces es considerada clave a la hora de abordar una presentación y NO lo es:
Que una presentación sea exitosa no es una cuestión de cantidad sino de calidad, existen grandes presentaciones de 15 minutos con más de 100 diapositivas y otras de una hora sin ninguna diapositiva. A modo de ejemplo en el siguiente video se puede ver una presentación sobre identidad digital de infinidad de diapositivas que no dura más de 15 minutos que aunque está en inglés resulta muy visual:
Una vez tenemos claro cuales NO son las preguntas adecuadas vamos a centrarnos en las que SI lo son.
No es lo mismo tener que presentar un tema teórico en el marco de una asignatura que los resultados de un trabajo práctico. En el primer caso puede ser interesante, por ejemplo, acompañar la presentación con un dossier con los detalles de las fórmulas u otros contenidos que no son aptos para diapositivas mientras que en el segundo podemos encontrar buenos aliados en los diagramas y los gráficos. En ambos casos el objetivo es distinto y ello va a marcar el tipo de presentación, por ello es importante saber antes de nada cuál es nuestro objetivo.
La respuesta a la pregunta anterior nos enfoca para responder a esta pregunta que es una de las primordiales. Formulada de otra manera vendría a ser:
¿Si tu audiencia solo fuera capaz de recordar una idea de la presentación cuál tendría que ser?
Hoy en día todos recibimos una cantidad de información abrumadora de la que solo procesamos una parte muy reducida así que nos podemos dar por satisfechos si conseguimos que el público sea capaz de recordar una idea de la presentación. Esa idea evidentemente debe representar la esencia de lo que queremos decir y debe ser el mensaje central sobre el que girará nuestra presentación.
Por ejemplo si estamos realizando una presentación sobre la teoría de la relatividad podemos contar muchas cosas, dar ejemplos, hablar sobre la vida de Einstein… Pero donde tenemos que centrar esfuerzos es en que la gente recuerde lo de E=mc2 y que entienda su significado
¿De cuánto tiempo disponemos?
Tal como comentábamos, el número de diapositivas que debe tener la presentación no es la cuestión, lo que sí hay que tener en cuenta de cara a limitar la extensión de nuestra exposición es el tiempo que tenemos asignado para la misma.
A la hora de calcular el tiempo total de la exposición hay que asignar un cierto tiempo para el turno de preguntas del público y dejar un cierto margen de seguridad por si nos extendemos más de lo previsto inicialmente. Es muy importante realizar como mínimo un ensayo antes del día de la exposición para comprobar que nos ajustamos al tiempo del que disponemos.
Si tenemos que realizar una presentación de larga duración debemos entonces procurar cada cierto tiempo incluir elementos que rompan la monotonía, como interactuar con el público, contar una anécdota, algún toque de humor…
¿Quién es nuestra audiencia?
Está claro que hablamos de forma diferente según a quien nos dirigimos, pues sucede algo parecido a la hora de realizar una presentación.
El tono y estilo de una presentación va a ser muy diferente si está realizada por un profesor para sus alumnos, o si se trata de un alumno que presenta ante un tribunal de profesores o si la presentación es entre compañeros de clase.
Así pues saber quién es nuestra audiencia nos ayuda a perfilar el estilo de la presentación pudiéndola hacer más o menos informal, añadir puntos de humor que conecten con la audiencia etc.
¿Qué información hay que incluir?
Normalmente acostumbramos a incluir en la presentación TODA la información que se va a exponer lo cual es un error porque, si ya está toda la información, ¿cuál es el valor añadido del orador más allá de leer el texto de las diapositivas?
Muchas veces menos es más, y está demostrado que los elementos superfluos que no aportan información solo sirven para desviar la atención. Así que plantea mejor la pregunta de esta manera:
¿Qué información se puede omitir?
Hay que recordar que las diapositivas son un soporte visual que pueden combinarse con otros elementos como el uso de pizarras o repartir fotocopias con desarrollos de fórmulas…
Antes de empezar el viaje es mejor planificar el recorrido
Una vez contestadas las preguntas clave probablemente ya habrás imaginado un primer esbozo de cómo va a ser la presentación y en la cabeza te hiervan un montón de ideas para incluir en las diapositivas. Llegados a este punto se sienten unas ganas irrefrenables de abrir nuestro programa de hacer presentaciones y ponernos manos a la obra pero aún no es el momento adecuado.
Antes de empezar a elaborar diapositivas es necesario tener un esbozo de cómo va a ser la presentación y es mucho más práctico hacerlo en lápiz y papel porque es más sencillo ir tachando y añadiendo elementos. Si nos ponemos a hacer diapositivas sin el esbozo es muy fácil perderse en los detalles de ideas sueltas sin tener un guión general que las orqueste, por tanto:
AÚN NO ENCIENDAS LA COMPUTADORA
Redacta una lista con ideas candidatas
Las ideas igual que vienen se marchan así que empieza por redactar todas aquellas ideas que se te han ido ocurriendo y que podrían ser incluidas en la presentación. De hecho este proceso es bueno empezarlo en la fase de reflexión inicial ya que a medida que vayas realizando las preguntas clave te irán surgiendo muchas ideas. Simplemente apúntalas sin juzgarlas, ya realizarás la criba más adelante.
Una vez tengas una lista bien nutrida de ideas, dedica un tiempo a ordenarlas y categorizarlas y empieza a filtrar las que no te parezcan adecuadas. Puedes usar diferentes herramientas para este proceso desde un folio, con lápiz y goma de borrar hasta post-its y una pizarra o pared. Los post-its son muy interesantes para este proceso porque permiten ir moviendo y agrupando las ideas de un lado para otro de forma rápida y nos dan una perspectiva panorámica de todos los elementos.
Si te sientes más cómodo puedes usar el ordenador pero rápidamente comprobarás que no es la herramienta más eficiente para este menester. Puedes aplicar cualquier método que conozcas para optimizar el proceso de generación y categorización de ideas como realizar un
brainstorming, mapas mentales u otras técnicas de creatividad.
Fase de Diseño
"El diseño es el alma de una creación que expresa en sí mismo la esencia de lo creado"
Steve Jobs
Tal como indica Steve Jobs (que es uno de los grandes gurús en esto de realizar presentaciones) el diseño es una de las partes más importantes porque determina como va a percibir el mensaje nuestra audiencia. Desgraciadamente es una de las partes más descuidadas.
Estamos acostumbrados a crear las presentaciones como una concatenación de diapositivas que siguen el patrón de alguna plantilla “prefabricada” y que contienen cantidades excesivas de texto estructurado en “
bullet points”. Para intentar arreglar el entuerto de vez en cuando las adornamos con algún gráfico y clipart lo cual aun las hace más recargadas.
Si queremos hacer que nuestras presentaciones sean memorables tenemos que ser capaces de romper este cliché. Elaboremos
presentaciones que marquen la diferencia y que sean capaces de sorprender e inspirar a la audiencia en lugar de ser monótonas y aburridas.
Si antes teníamos que interpretar el papel de un director de cine para crear un StoryBoard ahora pongámonos en la piel de un diseñador para abordar esta fase de la aventura.
Usar la presentación como soporte visual, no de texto
Uno de los errores más comunes en las presentaciones es que no entendemos la finalidad de la herramienta que estamos utilizando. A menudo utilizamos la presentación como un soporte de texto que en los peores casos se usa como teleprompter lo cual es garantía de aburrimiento. En realidad las diapositivas son solo un soporte visual, el alma de la presentación es y debe ser el orador.
La presentación está destinada a la audiencia no al orador
La mayoría diseñamos la presentación para que contenga un resumen de las ideas ( o en el peor de los casos las ideas sin resumir ) que vamos a ir explicando y así nos sirve de guión para no perdernos. Esto es muy útil para el orador, pero ¿es necesario que toda la audiencia vea tu chuleta? Si necesitas notas para no perderte, úsalas, pero sin mostrarlas a todo el mundo.
Recibir información por diferentes canales genera confusión
La gente lee más deprisa de lo que hablas por lo tanto no resultas de utilidad
Está comprobado que si recibimos información de forma escrita y oral no podemos procesar ambas a la vez con lo que acabamos prestando atención únicamente a uno de los dos canales de información. Si a esto le sumamos el hecho de que las diapositivas se leen en menos tiempo del que el orador necesita para exponerlas el resultado es que la audiencia presta atención a las diapositivas en lugar de al orador o en el peor de los casos a ninguno de los dos.
Hay que tener en cuenta que la presentación la da el orador, no las diapositivas. Si toda la información ya está contenida palabra por palabra en ellas, entonces ¿para qué es necesario el orador? Es por esto que debemos usar la presentación como un soporte visual que refuerce y remarque el mensaje que estamos dando pero sin robarnos el foco de atención. Hay que recordar lo que dice John Medina, biólogo molecular, en una de las
brain rules de su libro:
Incluye únicamente una idea por diapositiva
Alguna vez te has preguntado cuál es el coste de añadir una diapositiva…. 0$. Entonces ¿porque acumulamos tanta información por diapositiva en lugar de descomponerla en varias?
Intenta incluir únicamente una idea por diapositiva. Condensar demasiada información sólo ayuda a perder la atención de nuestra audiencia.
Si irremediablemente tienes que incluir varias ideas en la misma diapositiva (intenta evitar los bullet points) haz que estas aparezcan secuencialmente. El uso de animaciones te puede ayudar a conseguir que la gente mantenga el foco en la idea actual
Aplica la regla de los tercios
A la hora de situar los elementos que van a componer la diapositiva es interesante que no estén desparramados sino que estén distribuidos uniformemente en el espacio de forma armónica entre sí.
Para ello es importante que nuestras diapositivas no se vean sobrecargadas de elementos. Es primordial dejar espacios en blanco
Un truco que puede resultar de utilidad es el de aplicar la regla de los tercios. Dicha técnica se utiliza sobre todo por fotógrafos en la composición de fotografías de paisajes o retratos.
Para ello divide mentalmente la diapositiva en 9 cuadrantes idénticos tal como se puede ver en la imagen anterior. Si te cuesta realizar esta división de forma mental puedes activar la opción de ver líneas de cuadrícula en tu software de diapositivas (en el PowerPoint puedes encontrar esta opción dentro del menú Vista).
A partir de aquí intenta que los distintos objetos que tengas que incluir estén en sintonía con la simetría que te ofrecen los cuadrantes dibujados. Esto incluye tanto cuadros de texto como imágenes, gráficos….
Evitar las plantillas prefabricadas
El uso de una plantilla como fondo para las diapositivas es una práctica muy extendida a la hora de hacer presentaciones. La idea es conseguir una cierta homogeneidad en toda la presentación a la vez que un toque elegante y profesional sin tener que esforzarnos. Nada más lejos de la realidad. Lo que le da homogeneidad a la presentación no es que en todas las diapositivas se repita el mismo logo o banner y una imagen de fondo sino que tenga un estilo propio que esté patente de principio a fin. Usar una plantilla no da homogeneidad sino monotonía.
Por otra parte todo el mundo acaba usando las mismas plantillas (ya que vienen de serie cerca de una docena y son muchos quienes las utilizan ) con lo que ya de entrada se crea la sensación de estar viendo algo repetido.
Otro inconveniente que tiene el uso de plantillas es que en la mayoría de las ocasiones dichas plantillas son muy oscuras o muy recargadas que es precisamente lo opuesto a lo que nos interesa que es tener claridad y evitar elementos superfluos. Así que no dejes que tu software defina el estilo por ti, defínelo tú mismo.
Elige bien el tipo y tamaño de fuente
Cualquier texto que pongamos en una diapositiva debe poder ser leído incluso desde la última fila de la sala, de lo contrario estamos discriminando a una parte de los asistentes. Este es un motivo más para no incluir todo lo que vamos a decir en las diapositivas ya que las fuentes 16 ó 18 son difícilmente legibles a unos cuantos metros de distancia.
En cuanto al tipo de fuente a utilizar hay que encontrar un equilibrio entre originalidad y eficiencia. Cuando elijas una fuente, evita las que usa todo el mundo (Arial) pero
ojo con usar fuentes no universales. Intenta que la fuente resulte sencilla de leer.
Está comprobado que para titulares y tamaños grandes de fuente (que es lo que nos aplica) resultan más fáciles de leer las fuentes sin serifas (sans serif) mientras que para el texto de documentos ocurre lo contrario. En la imagen de la izquierda puedes ver un tipo de fuente sin serifas, en el medio uno con serifas y en la derecha las serifas resaltadas en rojo.
Usa imágenes para ilustrar tus diapositivas
Recuerda
la regla de John Medina: “El sentido de la vista eclipsa al resto” y aprovéchalo para conseguir un mayor impacto y atención de tu audiencia. Una buena manera es la de añadir imágenes a las diapositivas. Da rienda suelta a la creatividad pero con criterio para que las imágenes tengan concordancia con lo que se expone y no sean elementos superfluos que están para adornar.
Intenta evitar el uso del Clipart a toda costa substituyéndolo por imágenes reales ya que el efecto es muy diferente. Los objetos de clipart tuvieron su auge a principio de los 90 pero ahora ya están muy desfasados. En las siguientes imágenes puedes ver la diferencia de realizar la misma diapositiva con ClipArt o con una imagen real.
Pero ¿Dónde se pueden conseguir imágenes que sean consistentes con nuestras diapositivas y que además tengan una licencia que nos permita usarlas sin problemas?
Existen alternativas de pago en las que por un precio no muy elevado se pueden conseguir imágenes pero la realidad es que poca gente quiere pagar por conseguir imágenes. Una de las mejores fuentes de imágenes gratuitas es
flickr, donde millones de usuarios cuelgan sus fotografías, muchos de ellos con licencias
Creative Commons.
El problema es que buscar imágenes a través de flickr puede resultar una tarea tediosa. Para solucionar esto existen buscadores como
compfight que de un solo plumazo nos muestran muchas más fotografías tal como se puede ver en este ejemplo: